14 julio, 2010

Porqué los semáforos de Lavín no son una medida eficaz para mejorar la calidad de la educación en Chile

Transcribo íntegramente un artículo muy completo, escrito por Cristián Bellei, donde argumenta desde lo educacional, político y técnico en contra de la medida del actual ministro de educación.
Negritas y cursivas añadidas por mí, para facilitar la lectura.


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¿Es el mapa de semáforos del SIMCE una buena idea de política educacional?



Cristián Bellei

Centro de Investigación Avanzada en Educación de la Universidad de Chile
Notas presentación Cámara de Diputados -08/Junio/2010




Los “mapas de semáforos” son una idea equivocada de política educativa, que no se sustenta en evidencia científica y –más aun- que se contradice con ella. Se pueden agrupar los argumentos que fundamentan esta conclusión en tres dimensiones: razones educacionales, políticas y metodológicas.


1. El problema educacional
: el SIMCE es un indicador limitado de los logros educacionales y en ningún caso un indicador de la calidad de las escuelas.


* Sólo una menor parte de la experiencia educativa (oportunidades y logros de aprendizaje) puede ser medida con tests estandarizados: propósitos centrales de la educación se quedan fuera de los tests

* Los tests como el SIMCE miden una menor parte del curriculum: objetivos de aprendizaje relevantes se quedan sin ser medidos

* El SIMCE Lenguaje y Matemáticas no mide importantes objetivos y habilidades (especialmente habilidades intelectuales de orden superior) de lenguaje y matemáticas (Ej.PISA Lectura versus SIMCE Lenguaje: los resultados de ambos tests para Chile han sido inconsistentes, ¿debemos preferir lo que mide el SIMCE a lo que mide PISA para todos los países de la OECD?)

* El promedio SIMCE es un “indicador”: los indicadores NO SON los objetivos (“cuando el dedo señala hacia la luna, es una torpeza quedarse mirando el dedo”).



Conclusión: “enseñar para el test” (no importa cuán bueno sea el test) empobrece enormemente la experiencia formativa de los alumnos, amenaza objetivos cruciales de la educación y –de paso- resta validez a los propios tests!




2. El problema político
: es altamente probable que los “mapas de semáforos” no mejoren la calidad de la educación, en cambio pueden reducir la calidad y aumentar la inequidad.


* El “mapa de semáforos” busca refinar el funcionamiento del mercado escolar, sin embargo, esta teoría (que puede considerarse más bien una “ideología”) no tiene evidencia científica que la sustente ni en Chile ni en el mundo (en efecto, Chile es uno de los mejores ejemplos usados en la literatura científica internacional para demostrar que las políticas de mercado en educación no funcionan; ¡lo mismo han señalado dos de los organismos internacionales más proclives a las políticas de mercado: la OECD y el Banco Mundial!)

* Las razones de por qué la competencia de mercado no mejora la educación son muchas y se refieren a cuestiones sociales, educacionales, institucionales, económicas, etc. Persistir en este camino es –a estas alturas- un empecinamiento ideológico

* En términos generales: no existe mejoramiento de la calidad de la educación si no hay mejoramiento de las oportunidades de aprendizaje que las escuelas y docentes proveen a los alumnos. La pregunta básica a este respecto es: ¿cómo se piensa que los mapas de semáforos mejorarán la calidad de las oportunidades de aprendizaje que las escuelas ofrecen a sus alumnos?

* La respuesta es: cambiándose de escuela desde una “mala” a otra “buena”. Pero esto tiene muchos supuestos errados. El primero (ver punto siguiente) es que los puntajes del SIMCE NO PERMITEN saber qué escuela es mejor que otra (aun pensando que el SIMCE midiera todo lo que queremos lograr con la educación de los niños!)

* El segundo es que las escuelas que sacan mejores puntajes podrán mantener esos buenos puntajes con otros alumnos (o incluso: con más alumnos): pero la evidencia es contundente en señalar que esto no es necesariamente así

* Lo tercero es creer que las familias pueden ir “comprando” SIMCE, beneficiándose de los mejores puntajes de cada año (como hacen los que se dedican al negocio de las acciones: comprar sólo en alzas y vender justo cuando empieza la baja…). En educación esto no sólo es imposible, sino que ese tipo de conducta puede dañar a las escuelas y los alumnos: cada cambio de escuela y cada cambio de alumnos provoca un cierto “retroceso”, si esa conducta se vuelve masiva, el perjuicio puede resultar devastador.

* Lo cuarto es la falsa ilusión de que todas las escuelas son opciones reales para todos los alumnos-familias, cosa que es falsa: en Chile existe el pago obligatorio en la mayoría de las escuelas-liceos y la selección-expulsión de estudiantes está autorizada y operan masivamente



Conclusión: ¿Qué se puede esperar que provoquen los “mapas de semáforos”?: NO se puede esperar que mejore la calidad de la educación por esta medida; SI se puede esperar en cambio i) que suba el precio de las escuelas pintadas “verdes”; ii) que aumente la segregación social de las escuelas; iii) que aumente la segregación académica de las escuelas; iv) que las escuelas pintadas “rojas” entren en procesos de debilitamiento (y en algunos casos, de franco deterioro); v) que aumente la frustración y la desafección con la educación de familias, alumnos y docentes de los sectores más pobres o que enfrentan mayores dificultades.




3. El problema técnico: ¡los mapas de semáforos están mal hechos!
Suponiendo que los mapas de semáforos SIMCE fueran una buena idea (yo creo que no lo son), los mapas elaborados por el Gobierno son técnicamente muy defectuosos, aun analizados desde su propia lógica.
La idea básica ya fue dicha: el promedio de una aplicación del SIMCE es un indicador INVALIDO de la calidad de las escuelas. Las razones son muchas:


* El promedio es un indicador limitado para describir una escuela: el promedio (especialmente en tamaños pequeños como la gran mayoría de las escuelas chilenas) se ve muy afectado por pequeños cambios en la composición de la muestra, muy afectado por valores extremos, etc. Además, el promedio no dice nada sobre la “equidad” de una escuela: ¿cuál es la proporción de alumnos que efectivamente obtiene resultados cercanos al promedio?

* Una sola aplicación SIMCE es muy poca información para sacar conclusiones sobre una escuela: está demostrado que las mediciones de los tests tienen variaciones “anecdóticas” de un año para otro, que no reflejan ni mejoramiento ni deterioro, sino simplemente error de medición (esto se vuelve gravísimo al haber incluido escuelas pequeñas en los mapas, siendo que el propio SIMCE ha argumentado que estas escuelas no permiten “sacar conclusiones”; esto quedó refrendado en la ley SEP)

* Comparar a las escuelas con el promedio nacional es una decisión errada: el sistema estará condenado a observar todos los años la misma distribución de luces de semáforo (sólo cambiarán las escuelas que se pintan de uno u otro color), porque la prueba está hecha para “discriminar” entre alumnos-escuelas y ¡siempre habrá escuelas bajo el promedio! Una comparación mejor sería sobre la base de un estándar “absoluto” de calidad

* Está demostrado que la mayor parte del resultado promedio de las escuelas en el SIMCE se explica por las características (socioeconómicas, académicas, etc.) de los alumnos, no por la calidad de las escuelas (ver ejemplo de simulación con puntajes SIMCE)

* El promedio del SIMCE de una escuela no dice nada sobre si la escuela está mejorando o no su calidad: el SIMCE no tiene medidas de “valor agregado”, es decir, cuánto las escuelas hacen avanzar a sus alumnos

* Dado el sistema de regulación chileno, las escuelas han encontrado una forma alternativa de “subir los puntos SIMCE” sin mejorar la calidad de la enseñanza: refinar los procesos de selección de alumnos; los mapas distribuidos son completamente “engañados” por estas prácticas



Conclusión: los mapas desinforman a las familias y al público, y pueden tener consecuencias nefastas si efectivamente orientan las acciones de familias y docentes porque ellos tomarán decisiones con información inválida (lo mismo se aplica para las propuestas anunciadas de “pagar por mejoramiento SIMCE”, incentivando a docentes, sostenedores y alumnos)

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