23 agosto, 2013

Serge Latouche: "La gente feliz no suele consumir"

Pueden leer la nota completa en http://www.diariodenavarra.es/20110211/navarra/serge-latouche-gente-feliz-suele-consumir.html?not=2011021103385837&idnot=2011021103385837&dia=20110211

Invitado por el colectivo Dale Vuelta-Bira Beste Aldera, y bajo el título de su conferencia El decrecimiento, ¿una alternativa al capitalismo? , reclamó que la sociedad establezca una autolimitación de su consumo y de la explotación medioambiental. Desde su punto de vista no se trata de plantear una involución sino acoplar la velocidad de gasto de los recursos naturales con su regeneración.
Especialista en relaciones económicas Norte / Sur, premio europeo Amalfi de sociología y ciencias sociales, su movimiento decrecentista, nacido en los años 70 y extendido en Francia, defiende la sobriedad en la vida y la preservación de los recursos naturales antes de su agotamiento. A su juicio, si el decrecimiento no es controlado "el decrecimiento que ya estamos experimentando" será consecuencia del hundimiento de una forma de capitalismo insostenible, y además será desmesurado y traumático.
Una bomba semántica. Afirma Serge Latouche que el término decrecimiento es un eslogan, "una bomba semántica provocada para contrarrestar la intoxicación del llamado desarrollo sostenible", una forma de pensamiento, la sostenibilidad, extendida por el economicismo liberal de los años ochenta, y que propicia pagar por todo, "por ejemplo, en el caso del trigo, obliga a pagar por los excedentes, por su almacenamiento y también hay que pagar por destruir los sobrantes". "Deberíamos hablar de A-crecimiento", dijo como una invitación hacia la reflexión sobre nuestro estilo de vida, incluso sobre la exhibición de los superfluo y el enriquecimiento desmesurado.
Desde su punto de vista "vivimos fagotizados por la economía de la acumulación que conlleva a la frustración y a querer lo que no tenemos y ni necesitamos", lo cual, afirma, conduce a estados de infelicidad. "Hemos detectado un aumento de suicidios en Francia en niños", agregó, para aludir más adelante a la concesión por parte de los bancos de créditos al consumo a personas sin sueldo y patrimonio como sucedió en Estados Unidos en el inicio de la crisis económica mundial. Para el profesor Latouche, "la gente feliz no suele consumir".
Sus números como economista aseguran que le dan la razón: cada año hay más habitantes en el planeta a la vez que disminuyen los recursos, sin olvidar que consumir significa producir residuos y que el impacto ambiental de un español equivale a 2,2 hectáreas, y que cada año se consumen 15 millones de hectáreas de bosque "esenciales para la vida". "Y si vivimos a este ritmo es porque África lo permite", subrayó. Para el profesor Latouche, cual cualquier tipo de escasez, alimentaria o de petróleo, conducirá a la pobreza de la mayoría y al mayor enriquecimiento de las minorías representadas en la grandes compañías petroleras o agroalimentarias.
Trabajar menos y producir de forma inteligente. Tachado por sus detractores de ingenuo, postuló trabajar menos y repartir el empleo, pero trabajar menos para vivir y cultivar más la vida, insistió. Desde un proyecto que calificó como "ecosocialista", además de consumir menos, la sociedad debería consumir mejor, para lo cual propuso producir cerca de donde se vive y de forma ecológica para evitar que por cualquier puesto fronterizo entre España y Francia circulen hasta 4.000 camiones a la semana "con tomates de Andalucía cruzándose con tomates holandeses". Finalizó con una alabanza al estoicismo representado en España por Séneca: "No se obtiene la felicidad si no podemos limitar nuestros deseos y necesidades".

24 mayo, 2013

Carta a Piñera por anuncio de bono de $100.000 a partir del tercer hijo

Para Su Excelencia el Presidente de la República de Chile, Señor Sebastián Piñena Echeñique:


Usted ha hecho un anuncio apocalíptico: Hay que aumentar la tasa de natalidad en Chile, si no queremos enfrentarnos al desastre económico de un “Crecimiento Negativo” a futuro. Por lo tanto, a su equipo de creativos publicitarios se les ocurrió diseñar la siguiente política pública para evitar la debacle del Establishment: Van a pagar un bono de $100 mil pesos al nacimiento del tercer hijo, que llegará a $ 200 mil con el nacimiento del quinto hijo.


Me pongo a reflexionar a partir de su anuncio. Lo primero que se me viene a la mente es la época de la dictadura, usted debe recordarse muy bien, cuando existía el CEMA Chile, que eran grupos de señoras que, patrocinadas por la Primera Dama de la Nación Señora Lucía Hiriart de Pinochet, se dedicaban a tejer ajuares de bebé y a bordar manteles y baberos, que regalaban a familias de escasos recursos, cuyos retoños tenían la suerte de ser apadrinados por el Dictador con uniforme color rata, AKA Pinochet.
En ese tiempo, me preguntaba qué ganaban esos recién nacidos colorados y llorones, que reventaban en chillidos frente a las cámaras del noticiero, cuando Pinochet los tomaba en sus brazos, anunciando a los cuatro vientos su regocijo por la llegada de un nuevo ciudadano.
Se lo menciono, porque su anuncio sigue la línea de toda tendencia conservadora y fascistoide, que concibe a los niñ@s como una inversión a futuro para el Estado: Ya sea para engrosar las filas de la legión romana, debatir en la Polis griega, militantes nuevos para el Partido nazi, soldaditos para Pinochet o trabajadores de bajo costo para los Mall de Horst Paulmann, las políticas de natalidad de todo gobierno facha se diseñan en base al concepto de la persona como un instrumento útil a fines superiores.

Parece que, después de todo, las mujeres no hemos hecho lo suficiente por Chile, ya que nuestro único deber es parir hasta la muerte; si no lo hacemos, el futuro del país se pone en riesgo. No quiero suponer que piensa de mi, ya que yo tengo una sola hija. Si a mi flojera reproductiva, le suma que soy de izquierda y totalmente anti-imperialista, anti-fascista, anti-capitalista, anti-patriarcal, tal vez califique para uno de los delirios paranoicos de Hinzpeter sobre seguridad nacional.

De nuevo, somos las mujeres las culpables de que este país enfrente un potencial desastre de proporciones, en el mediano y largo plazo. Las mujeres, siempre las mujeres, que retardamos la maternidad por estudiar y trabajar; las mujeres, que trabajamos más por menos dinero; las mujeres, que tenemos doble jornada… en fin.

Usted, señor presidente, sugiere que las mujeres y nuestra resistencia a tener hijos impactarán el “Crecimiento negativo” del país a futuro ¿ESTÁ SEGURO?

Seamos serios, usted dice que hay que aumentar la tasa de natalidad en Chile, si no queremos enfrentarnos al desastre económico… que afectaría a los que siempre se han beneficiado de las ventajas del capitalismo, entre ellos usted mismo: Se están quedando sin trabajadores para explotar, por eso les interesa fomentar la natalidad. Para asegurar las ganancias de sus empresas. A usted no le interesa el desarrollo de las mujeres como madres, sino asegurarse que los grandes capitales tengan suficiente mano de obra barata, que alimente el sistema que los enriquece y mantenga en el punto justo la brecha de desigualdad, en la cual todo abuso se vuelve relativo.

Nos está pidiendo que pongamos nuestros úteros al servicio de su cuenta bancaria, para evitar el “Crecimiento Negativo”.

“Crecimiento negativo” dice usted. Usted hasta la maternidad la piensa en términos económicos. Lo único negativo, señor Piñera, es la dificultad que encontramos las mujeres para crecer en este país, por ejemplo:
Crecimiento negativo, es carecer de derechos reproductivos y pagar con la cárcel o la muerte un aborto mal hecho.
Crecimiento negativo, es que miles de mujeres en Chile, tengan que peregrinar entre abogados de la Corporación de Asistencia Judicial y los tribunales, porque los padres de sus hijos nunca han pagado una pensión de alimentos. Sin embargo, para los bancos y las Multitiendas, todos esos padres son personas dignas de confianza y responsables.
Crecimiento negativo es lo que sienten las miles de mujeres inteligentes y capacitadas, que no pueden encontrar un trabajo en condiciones dignas en su propio país, porque son mayores de 35 años.
Crecimiento negativo es que se anuncie un bono, como el de $40.000 pesos y yo tenga que pelearme con la funcionaria del INP, porque ella considera que no debe dármelo, a pesar de que la ley lo ordena.
Crecimiento negativo es que a iguales capacidades – e incluso a mayor capacidad- la paga de las mujeres sea menor, a lo que se suma la doble jornada y los contratos tercerizados, que nos convierten en herramientas desechables sin derechos.
Crecimiento negativo es la dificultad que tenemos las mujeres solas, de conseguir un crédito para comenzar un negocio.Crecimiento negativo es que el apellido, el barrio donde se vive, la apariencia y la clase social sean más importantes en la evaluación de una profesional que su experiencia y preparación.
Crecimiento negativo es la suma entre mujer, madre, contratos basura y horario de Mall.Crecimiento negativo es que las mujeres en edad fértil somos rechazadas de los planes de cobertura de la medicina privada, por que generamos gastos.
Crecimiento negativo es que podamos enviar a nuestros hijos e hijas gratis al Jardín Infantil y luego no poderles pagar la universidad.¿Y usted quiere que, así y todo, tengamos más hijos? ¿Sin solucionar nada de lo anterior quiere que aportemos con una maternidad más productiva? ¿Me puede decir como hacemos eso? ¿ No será un poco caradura?
Para usted y su gente, me refiero a Lavín, Golborne, Longueira y demás privilegiados, es fácil decir que la sustentabilidad de la economía depende del útero de las mujeres. Ni ustedes, ni sus mujeres crían a sus hijos e hijas. Para eso tienen nanas.
Es fácil para una mujer como las suyas, “prestar el cuerpo” para tener tres hij@s o más, cuando se tiene un esposo millonario que puede ahorrarles las molestias de tener que trabajar y hacerse cargo de varios hijos al mismo tiempo, de los desvelos y el sarampión, sin tener que pensar en pagar dividendos ni hipotecas, ni vivir con el miedo a enfermarse o a quedar embarazada y que, a la larga, perdamos el trabajo y el sustento por ello.
Es fácil planificar familia, cuando no se es parte de ese grupo de ciudadanas y ciudadanos sobre cuyas espaldas y a costa de sus pulmones ustedes y sus esposas construyen la seguridad económica y familiar que les permite tener familias numerosas.
Por más bonito que parezca este anuncio, lo que esconde es el horror de la ideología fascista, barnizada con brillos de progreso que usted representa :El BonOpusDei que usted ha anunciado, es para mujeres casadas como “Dios manda”. Concubinas y madres solteras, quedan fuera de este beneficio. A pesar de que somos, al menos, un tercio de las madres chilenas. Tampoco beneficia a las mujeres trabajadoras que ya tienen uno o dos hijos, sino a las que tengan más de tres.
¿Por qué esperar a que se llenen de hijos y no apoyar la maternidad sin importar el número de hijos? ¿Por qué no apoyar a las mujeres, tengan hijos o no?Por que no les interesa que las mujeres trabajen ni hagan carrera, no les interesa que las mujeres puedan decidir sobre la maternidad de manera libre y voluntaria, no les interesa apoyar a las madres trabajadoras, a las jefas de hogar ni a las profesionales.
Y, déjeme decirle, el bono en la práctica no sirve para nada: ¿Va a pagar 200 mil pesos, una vez en la vida, para la crianza de un niño o niña que cuesta, en promedio, 10 millones de pesos? ¿Cuál es el beneficio?
Yo creo saber cual es el beneficio. El bono de maternidad que usted ha anunciado, asegura la disponibilidad de esclavos por generaciones.A usted le interesa que las mujeres volvamos al espacio privado y les dejemos a los hombres el dominio del espacio público, para que sigan decidiendo por nosotras como hasta ahora, pero sin marchas para el día de la mujer. Una mujer con 5 hijos no tiene tiempo de ir a protestar.
El bono de maternidad propuesto en su discurso, atenta contra las posibilidades de desarrollo de las mujeres: Usted nos quiere como madres y esposas, encerradas en casa y sin tiempo para pensar en otra cosa más que en criar y “prestar el cuerpo” a los maridos, para producir vida en el nombre de la Patria.
Siguiendo su lógica, el impacto económico de esta medida en las cuentas corrientes del quintil más rico de Chile, serían importantes, en términos de ahorro:
Si las mujeres vuelven a sus casas, hay que pagar menos leyes sociales y menos subsidios a trabajadoras por maternidad o licencias por enfermedad de los hij@s; no hay necesidad de tener salas cunas ni jardines infantiles en las empresas y los sindicatos se pueden desentender de incluir los temas relativos a la maternidad en la negociación colectiva.
Si las mujeres se llenan de hijos, no tienen tiempo para ir a la universidad, ni para trabajar. Si tienen que hacerlo, aceptarán cualquier cosa, porque no estarán debidamente calificadas, con tal de tener dinero a fin de mes para alimentar a su prole. No preguntarán por contratos ni pagos de horas extras; tampoco se arriesgarán a pedir licencia; trabajarán hasta un día antes de parir y volverán el día después. Se aguantarán el dolor de los pechos que les anuncia que es hora de amamantar, por miedo a que les descuenten del tiempo usado en ello, el equivalente del pago diario.
Una mujer con muchos hijos y poca educación formal, es más vulnerable a todo tipo de opresión y está más disponible para convertirse en una herramienta desechable del sistema que enriquece a sus amigos, señor Piñera.
Si las familias tienen muchos hijos, no podrán pagarle la universidad a todos ellos: La matrícula universitaria más barata es igual o superior al sueldo que gana un trabajador promedio. Con lo cual se enfrentarán a los siguientes escenarios: No enviar a ninguno a la universidad, endeudarse para enviarlos a todos o enviar a algunos.
En todos los casos, serán esclavos del capitalismo que usted y muchos que gobiernan con usted, contribuyeron a levantar en este país desde sus bases. Serán esclavos mal pagados o profesionales endeudados o familias cargando con la frustración de haber tenido que elegir a quien de sus hijos e hijas dar oportunidades.
Las mujeres que usted menciona en sus discursos, no somos nosotras. No soy yo, ni mi hermana, ni mi madre, ni mi hija….no son mis amigas, ni mis colegas de trabajo… usted habla de mujeres y no conoce a las mujeres que gobierna.
Como dice un amigo, “esta medida es populista y contradictoria. Bono a maternidad, mientras las Isapres expulsan a las mujeres fértiles porque son caras. Los mismos que proponen bonos para que las mujeres tengan más hijos, son dueños o socios de las empresas que contratan mujeres en condiciones de precariedad laboral o no las contratan si tienen hijos. ¿Cómo explican eso los Opus Dei? Es fácil decir que tener hijos es lo más maravilloso del mundo, pero los obstáculos que enfrentan las mujeres reales en la vida diaria, están lejos del mundo de algodones que viven algunas señoras privilegiadas.” (sic)
Ustedes, desde el gobierno, hacen Gatopardismo: Cambian todo, para que todo siga igual.Señor Presidente, si quiere que tengamos más hij@s, cambie las condiciones en que las mujeres vivimos, somos madres y trabajamos en nuestro país. Actualmente, los hij@s son una bendición para quien puede pagarlos.
Si quiere fomentar la maternidad, dígale a sus amigos dueños de los Mega Mall que respeten los horarios de trabajo y paguen las horas extras. Bloquee el acceso al crédito a los padres que no pagan a tiempo las pensiones de alimentos; exija que se respete el prenatal, independiente de las condiciones del contrato de trabajo. Apoye a las mujeres y nuestras capacidades, sin importar el estado civil ni el número de hijos.
Porque, como en los tiempos de Pinochet, la canasta con el ajuar envuelta en papel celofán, no significaba ninguna diferencia en la vida de esos niñ@s; tampoco el bono hará ninguna diferencia en las condiciones en que miles de mujeres chilenas vivimos nuestra maternidad.
El desarrollo del país no se logra regalando plata. Se alcanza creando capacidades y dignidad. Ya no nos dé bonos.
Reconozca nuestros derechos. Porque en Chile las mujeres no somos mendigas. Somos ciudadanas.

Atentamente,Vanessa Rivera de la Fuente
 Comunicadora Social y Feminista. Ciudadana Insumisa

14 enero, 2013

En relación a la matanza de perros en Punta Arenas

Resumiendo, hoy amanecieron muertos por envenenamiento alrededor de 30 perros en Punta Arenas, a días de una declaración el obispo de la ciudad en donde respaldaba la idea de sacrificar perros callejeros. Más detalles acá

Ante ello, sólo puedo reaccionar con pena e impotencia...
La iglesia se cree defensora de la vida por estar en contra del aborto, pero incitan una matanza de perros, cero respeto a la vida. Me da impotencia esa creencia maldita de que el ser humano es "superior" y por ello tiene el derecho de hacer y deshacer incluso con otros seres vivos. Que algunos humanos crean que porque un perro les ladra al pasar en bicicleta o defeca en el jardín tienen todo el derecho a asesinarlos, como si estos otros animales tuvieran alguna culpa o conciencia de "la molestia" que provocan, o como si un asesinato fuera un castigo "proporcional" a un ladrido o a un excremento en el jardín de la casa.

Si algunos humanos se cree tan "superiores" para tener este derecho, demuéstrenlo y manejen esas molestias con respeto, educación, astucia, conocimientos del comportamiento de otros animales con los que convivimos y a los cuales no tendríamos por qué haberles arrebatado su terreno en ningún momento.

Nosotros somos la plaga. No los demás animales.

Y somos nosotros la plaga que va a ser exterminada. No porque los perros cobren venganza y nos envenenen, sino porque nosotros mismos, por esta creencia egocéntrica de megalomanía injustificada de ser tan increíblemente "superiores" estamos destruyendo el planeta y con ello a nosotros mismos, por creerse el cuento de que "Dios creó las cosas y las puso al servicio del ser humano. Todo está al servicio nuestro", reforzado por otras ideas como el que los animales no tienen "alma" y por eso podemos comerlos en el Mac Donals, en una proporción muy superior a la que se necesita comer, matarlos, hacernos zapatos con ellos...