15 julio, 2011

Algunos argumentos a favor de la gratuidad de la Educación Superior en Chile

Hace algunos días, cuando esperaba micro para volver a casa, justamente luego de una asamblea de postgrado a favor de las movilizaciones estudiantiles en Chile, inicié una conversación con un caballero que estaba esperando la micro, acerca de la frecuencia de estas. Él me decía que era una ofensa el Transantiago y me contaba cómo funcionaban las cosas en su país: Uruguay. No en mucho rato llegó a comentarme lo extraño que le parecía que a los estudiantes chilenos recién ahora se les ocurriera movilizarse pidiendo la gratuidad de la educación superior. Para él era aún más extraña la reacción de algunos sectores que ven la gratuidad como algo impensable, digno de gente floja, "que quiere que todo le regalen", etc. Me contaba que en su país sí hay Educación Superior gratuita.
Recordé alguna vieja conversación (del 2008) con un peruano, expositor en el Seminario Internacional en Educación Prioritaria, quien también se sorprendió al saber que en Chile no hay Educación Superior gratuita y, peor aún, que se pagan una cifras exorbitantes para poder acceder a ella. En su país también hay Educación Superior gratuita...

Y en casi todo el mundo, en realidad...

Pero vamos precisando.

1.- La educación nunca es "gratuita" en el sentido que algunos comprenden, consistente en que nadie se hace cargo de los costos y que deba haber gente que trabaje gratis para ofrecerla! Lo que supone esta consigna es que el financiamiento lo pone el Estado, vía impuestos (como el aumentar los impuestos a grandes empresas y reducir a la gente común), o sacar un porcentaje de las ganancias del cobre, o de cualquier otra propiedad estatal. Pienso que los fondos estatales deben ser para estimular el desarrollo del país, en función de los intereses de desarrollo de la nación (si es que hubiera un proyecto país?... supongamos que algo hay).

2.- Como dijimos, Chile es uno de los pocos países en el mundo que no tiene Educación Superior "gratuita". Hasta países pobres como Perú o en África hay universidades gratis. Chile es un país "en vías de desarrollo" que entró a la OCDE. Nuestra posición económica se estima superior a la de nuestros vecinos latinoamericanos. Por lo tanto, si es por recursos, para Chile es mucho más viable contar con educación superior gratuita que para otros países más pobres. Ellos, sin embargo, aún en su pobreza son capaces de ofrecerla, mientras que en Chile recién se abre la discusión... Que "es imposible" que sea gratis en Chile es algo lisa y llanamente insostenible.

3.- La educación es un motor central del desarrollo para cualquier sistema económico y social. No estoy pensando en el capitalismo exclusivamente, aunque este tampoco pueda prescindir de ella. No sacamos nada con tener tremendas empresas si en ellas trabajan personas que a duras penas pueden hacer el mínimo que se les exije y no aportan al desarrollo de sus áreas. No puede haber desarrollo científico ni tecnológico sin una educación de calidad. Hay países que no tienen materias primas para importar ni procesar, pero han apostado a una educación de calidad y ahora son, ni más ni menos, países desarrollados. Si es un interés de la nación, que el Estado financie.

4.- Para mi gusto, Chile podría, además de lo anterior, utilizar el mismo mecanismo de otros países para el pago de la educación. Becar sólo en carreras que sirvan a los intereses de la nación y COBRARLAS cuando la persona ya esté titulada. ¿Cómo?, trabajando por un tiempo para organismos públicos, obviamente, como forma de asegurar que lo invertido en esa persona sea realmente al servicio de los sectores que son prioritarios. Así como el Estado no debería regalarle ni un peso a un privado para que lucre (no sólo por motivos éticos, sino por los operativos mencionados en el post anterior), sin que el país no vea ningún “retorno” que favorezca al colectivo, también debería prohibirse el lucro personal con dineros estatales. El país no tiene por qué becar a gente que no pretende ni siquiera por una cuestión ética devolver lo que el país invirtió en él.

5.- El problema del acceso desigual no se va a resolver cuando, en “un mundo ideal”, todas las universidades sean gratuitas. Eso sólo va a reducir los problemas de acceso más brutales que actualmente vemos. El acceso desigual también es producto de una sociedad estructurada en clases sociales. Esas diferencias sociales se reproducen en la escuela. Cada clase social tiene unos códigos culturales, valóricos e incluso lingüísticos (ver Basil Bernstein) que implican una diferencia cualitativa entre una clase social y otra. La escuela está hecha para transmitir los códigos de la clase media. Esto para la clase alta es pan comido, pues son ellos quienes definen qué es lo “culto” y qué no. Pero para la clase baja es casi imposible acceder. Un niño de clase baja, al llegar a la escuela, llega con la mitad de las palabras que maneja un niño de clase media. El niño de clase baja no entiende NADA de lo que le dicen. Es un mundo completamente distinto del que proviene. En el mejor de los casos, logras nutrir su vocabulario y la larga lista de otras diferencias del sistema de su hogar y el escolar, pero constantemente estás luchando contra la corriente (y contra la cultura de su procedencia). Si la mamá, el papá, amigos y todo el mundo dicen que “nadien tiene el lapeh” y tú, mísero profesor por el que el niño no tiene por qué tener más afecto, ni respeto, ni autoridad mayor que la por sus padres, le corriges “nadie tiene el lápiz”, una vez cada dos meses, tienes como un 2% de probabilidades de nadar contra la corriente. Tú haces, en casa deshacen.

6.- Relacionado con lo anterior, si consideramos que:
- desde el Informe Coleman (años 60) en adelante, la investigación en Eficacia Escolar ha detectado que sólo el 30% del rendimiento escolar se explica por las variables escolares;
- En el mejor de los casos, el 40% (en Latinoamérica la escuela tiene un poco más de valor que en Europa o países más “cultos”, más nivelados);
- El 70% es explicado por el origen socioeconómico de los alumnos;
se puede deducir que la meritocracia no es tampoco un criterio "justo" para decidir quiénes tendrán estudios superiores y quiénes no, en vez de su capacidad de pago. En la ecuación que intenta resolver a qué se deben los logros académicos, el “esfuerzo personal” no es una variable con peso, por muy lejos que esté esto del sentido común (y eso es lo que hace relevante destacar este "dato").

El contar con la posibilidad de acceder a una educación superior gratuita y de calidad es apenas uno de los primeros peldaños por subir para poder llegar a la anhelada justicia social.

¿Por qué estar en contra del lucro en Educación? - Chile

Encontré un escrito en donde se sintetiza por qué los estudiantes están en contra del lucro en educación. Para leer el texto completo pueden pinchar en este enlace.
Acá solamente traeré los fundamentos centrales planteados por el autor.

"En Chile las mejores universidades, privadas y estatales, no tienen fines de lucro, lo que en nuestro contexto significa respetar la ley. En Estados Unidos, que se suele indicar como un ejemplo donde la educación privada ha logrado altísimos estándares, muchas de las universidades de mayor prestigio son privadas, pero tales universidades son justamente lo opuesto a un negocio, los privados en vez de sacar rentas de ellas dan suculentas donaciones que permiten llevar a cabo investigaciones al más alto nivel. Es una lógica opuesta al lucro lo que permite el desarrollo de estas universidades. A su vez, existe en el contexto escolar internacional un sinnúmero de experiencias exitosas que no tienen el lucro como motor de su desarrollo.

Por otro lado, como hemos dicho, el afán de lucro puede dificultar el aseguramiento de calidad. La razón es simple, para que una universidad o colegio cuyo interés sea el lucro tenga buena calidad se requiere que la regulación del Estado y la presión de la demanda logren que aun cuando al dueño del establecimiento le gustaría retirar todos sus ingresos como utilidades este no pueda hacerlo pues aquello le significaría perder la acreditación o bien quedarse sin demanda (a esto llamaremos disciplinar la oferta). Pues bien, no es difícil imaginar como ambos mecanismos son sumamente débiles en el caso de la educación. Por una parte, las familias tienen muy poca información de la calidad de lo que están recibiendo, entre otras cosas pues ésta no será evaluada hasta haber terminado su carrera, hagamos lo que hagamos nunca le podremos dar a la familia suficiente información como para lograr que la demanda efectivamente discipline a la oferta.

Por otra parte, la experiencia chilena ha demostrado los múltiples problemas que puede tener un sistema de acreditación. El sistema de acreditación chileno puede y debe mejorar (pues se requiere para todas las instituciones, las que lucran y las que no), pero hay muchas razones para pensar que no será suficiente para disciplinar a la oferta: se necesita una capacidad inexistente para acreditar a todas las carreras (pues hay universidades buenas en algo pero muy malas en otras áreas); no es claro que es lo que se debe acreditar (¿calidad, coherencia institucional, pertinencia?) y aunque se sepa, acreditar un aspecto permitirá que los dueños con afán de lucro puedan extraer utilidades debilitando las áreas menos relevantes para la acreditación; los acreditadores son agencias que obviamente provienen de las universidades (y no creo que haya otra manera) lo que se presta para tráfico de influencias y corrupción, etc."